BAJO LA LUPA | Policías y democracia, por Mario Patrón



En semanas recientes hemos sido testigos de distintas muestras de descomposición policial, que se retratan en dos extremos. Uno el de la macrocriminalidad, que se expresa por la infiltración de las corporaciones policiacas que acaban respondiendo al crimen organizado, y, otro, la inoperancia total, por la cual gobiernos como el de la Ciudad de México y Veracruz han decidido no movilizar a su policía frente a manifestaciones violentas, por aceptar que no tienen la capacidad de intervenir mediante protocolos y estrategias basadas en el uso legítimo y gradual de la fuerza, así como en tácticas de intervención para el control democrático de multitudes.

Robert Varenik, experto en accountability policial refiere que la capacitación de las policías es una respuesta necesaria, pero insuficiente para garantizar su correcto ejercicio. Para el autor, la responsabilización policiaca tendrá que construirse a partir de una serie de modificaciones estructurales que doten de suficiente supervisión externa e interna al quehacer de la policía, así como un ejercicio constante de rendición de cuentas, de manera que la evaluación y publicitación de sus labores sea una práctica que mejore su servicio en el cuidado y preservación del orden.

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