El discurso presidencial puso énfasis en el tren, pero el director de Fonatur reconoció que “no es sólo un tren, sino un proyecto integral. Los ‘polos de desarrollo’ o ‘comunidades sustentables’ son un modelo de planeación territorial distinta a Cancún. La mayor generación de plusvalía está en las estaciones. Se privilegiará a las estaciones cercanas a los aeropuertos y puertos marítimos. Estos proyectos serán financiados por capitales privados”. ¿Así o más claro?
Romel González, del Consejo Regional e Indígena de Xpujil, declaró que «Parece más una colonización moderna, siempre se utiliza el tema del desarrollo económico y el olvido. El tren no es las vías, es un proyecto en el que los enemigos antiguos del gobierno ahora resultan ser aliados, se vienen a avalar irregularidades ambientales y jurídicas»
( La Jornada,5/6/20). Y en otro comunicado: «Los mayas no somos solamente campesinos o yucatecos, o pobres que necesitan empleos. Somos en primer lugar un pueblo originario, que tenemos derecho a tomar las decisiones en nuestro territorio, que queremos decidir nuestro propio futuro. Ha habido ya demasiado abuso contra nuestros pueblos y una gran devastación contra la Madre Tierra»
. (Chuun T’aan, Maya de Yucatán, 1/6/20). El pronunciamiento encabezado por el colectivo Indignación concluyó que la actual administración dilapida una oportunidad histórica de hacer las cosas de manera distinta y generar condiciones adecuadas para llevar a cabo un diálogo intercultural
. Los pueblos ya anunciaron el texto de su placa para el Tren Maya.
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