Han alcanzado algunos resultados al hallar miles de cuerpos y restos que de alguna forma les dan esperanza. Son acciones –aseguran– que les ayudan a mitigar el dolor, a sentirse vivas, a saberse capaces de hacer algo por sus desaparecidos. Sin embargo, hoy la pandemia provocada por el Covid-19 y las medidas de distanciamiento social las han obligado a resguardarse en casa y suspender las búsquedas.
Emma Mora, de Familias de Acapulco en Búsqueda de sus Desaparecidos, apunta que antes de la contingencia sanitaria tenían un detallado plan para iniciar trabajos en campo acompañadas por personal de las comisiones Nacional y Estatal de Búsqueda. Ahora, tendrán que reprogramar todo y el tiempo es fundamental para dar con ellos, refiere.
Salir a buscar a su hijo –desaparecido hace casi nueve años– y a muchos otros le transmite un ímpetu contra el que no pueden el dolor, el cansancio ni las agotadoras jornadas bajo el inclemente sol. Vamos con gran ilusión y esperanza, pero con este encierro estamos frustradas, sentimos que le estamos fallando a nuestros hijos
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*Con información de La Jornada