Las madres se enfrentan a un sinfín de trabas e irregularidades en el proceso de búsqueda de sus hijos; desde la omisión e inacción del Estado, las amenazas de grupos delictivos, la violencia que sigue en aumento y, ahora, la cuarentena, que ha puesto en suspenso las actividades de búsqueda, pero no ha significado un alto en las desapariciones, lo cual no ha hecho sino hacer más grande la legión de madres que no dejan de buscar a sus hijos, a pesar de todos los viejos y nuevos obstáculos.
Este 10 de mayo las madres no marcharán por sus hijos, como acostumbraban hacerlo cada año, pero se realizará un acto similar a través de redes sociales. Su búsqueda continúa, a la par de las desapariciones que no cesan. Es momento de reconocer el papel de las madres como protagonistas de uno de los movimientos que, junto con el feminismo, más ha logrado visibilizar y urgir el desmantelamiento de las múltiples violencias que atraviesa nuestro país en medio del desgarramiento del tejido social. Son madres dignas, cuyo motor y esperanza es el amor por sus hijos, a quienes se ven obligadas a buscar incluso bajo tierra. Buscan a sus hijos y no necesariamente a los agresores; buscan justicia por amor y no por rencor.
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