Ni el maquillaje de la morgue pudo disimular los hematomas de Carlos en su rostro. Un color violeta grisáceo que tiñe su frente y desciende por la mejilla se pierde entre los rasguños de su pómulo. Su nariz fue desviada. Un rojo intenso contornea sus pupilas.
Así María del Carmen recibió el cadáver de su hijo, a quien elementos de la Secretaría de Seguridad de Veracruz detuvieron la noche del 2 de mayo por causar desorden en un fraccionamiento de Xalapa. Y que, tras 24 horas en los separos -le dijeron- falleció a causa de un infarto.
“No fue un paro, mi hijo estaba sano, fue de los golpes que le dieron”, dice María del Carmen, quien en su dolor asegura que debió tratarse de una golpiza tumultuaria. Pide justicia al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, pues los policías “están para cuidarlos, no para matarnos”
*Con información de E-Veracruz