En este sentido, desde ARTICLE 19 a nivel internacional hemos hecho hincapié en la necesidad de proveer información oficial y datos de manera oportuna y eficaz que permita combatir las teorías de la conspiración que tienen como objetivo difundir miedo, rumores y prejuicios con la intención de inhibir la colaboración entre distintos actores para prevenir y atender la enfermedad por este virus.
En principio hay que tomar en cuenta que una fuente de desinformación, de las más dañinas, puede venir de personas con “credenciales médicas” que tienen la intención de alimentar la paranoia sin contar con fundamento alguno. Otra forma a través de la cual se busca generar confusión, viene de aquellos que buscan sacar algún beneficio económico de la contigencia, a través de la venta de servicios, curas falsas, libros y cualquier otro producto. Estas personas magnifican la teoría de la conspiración a fin de hacerse de grandes ganancias. También, en un contexto polarizado como el nuestro, están aquellos oportunistas políticos que utilizan la contingencia como una forma para destruir a sus adversarios o, en este caso, al partido en el poder. Finalmente, estamos todas y todos los que contribuimos a fortalecer el rumor, justificarlo y esparcirlo.