Un sistema de justicia efectivo es clave en el combate a la violencia de género, pero también existen muchas otras violencias que, para ser erradicadas, requieren del trabajo constante de deconstrucción de nuestras masculinidades.
Oriol Ríos, en uno de sus textos, plantea la urgencia de que este tema sea parte de la agenda educativa, pues demuestra mediante su trabajo de investigación que en muchas ocasiones las propias escuelas institucionalizan las masculinidades tradicionales y normalizan actitudes o estereotipos que distinguen a lo masculino de lo femenino. En este sentido, desde la educación, niños y jóvenes van construyendo su masculinidad en función de la negación de lo femenino, y no como una afirmación del sujeto en su totalidad.
El 9 de marzo deberá ser un día no sólo para la visibilización del papel de las mujeres en las actividades cotidianas y su relevancia, sino, sobre todo, un día para que los hombres reflexionemos la tarea urgente de replantear nuestra propia relación con las y los demás desde nuestras violencias normalizadas, desde nuestra masculinidad tradicional.