Mientras en todo el país siguen en aumento las protestas por la violencia contra las mujeres -sin que las autoridades generen respuestas a la altura de la crisis-, en Torreón está por decidirse en un Juzgado Federal uno de los casos emblemáticos de la violencia de género que las propias instituciones del Estado han generado en la última década.
Después de que se llevara a cabo la última audiencia del proceso, el caso ha quedado finalmente listo para ser resuelto por el Juez Primero de Distrito, Yuri Alí Ronquillo Vélez, quien tiene en sus manos la posibilidad de revertir una injusticia que se ha prolongado ya por demasiado tiempo.
Además, el caso de Mónica es una muestra de cómo dotar de más herramientas duras a las fiscalías y a los ministerios públicos, cuando no hay suficientes controles sobre su actuar, no sólo no redunda en que mejoren la justicia y la seguridad, sino que puede incluso repercutir en enjuiciamientos injustos construidos a partir de torturas y tratos crueles. En el caso de Mónica se emplearon abusivamente figuras a las que no podemos volver, como el arraigo, con el único resultado de perjudicar a una mujer inocente.