No han sido los mejores años para los derechos humanos en México. En particular, hay dos tendencias negativas que han afectado al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador durante su primer año: la espiral de violencia observada en los homicidios y el bajo crecimiento de la economía.
No se puede culpar al actual gobierno de ninguna de esas dos tendencias, pero ambas son el contexto con el que le tocó arribar al poder, y a partir del cual debe tomar decisiones de política pública. Peor aún, ambas tendencias impactan tanto en los derechos civiles como en los derechos económicos y sociales de toda la población.
El aspecto que me interesa resaltar (y espero que lo haya logrado) es que nadie esperaba que en un año se realizaran transformaciones radicales en materia de derechos humanos. Reitero: ¡imposible!, debido a la profundidad de las estructuras que permiten, incentivan o mantienen dichas violaciones. El problema es que no se observan medidas de política pública que permitan modificar esas estructuras en el mediano y largo plazo…