Para todo efecto práctico, el resultado es uno solo: no sabemos a ciencia cierta para qué sirve el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Pero el asunto es peor; probablemente no lo sabremos nunca porque en el Consejo Nacional, ahí donde se ha decidido todo por unanimidad en todo este tiempo, se mantiene clausurada la posibilidad de una auténtica rendición de cuentas. Ahí deciden sin filtro de racionalidad alguno, sean cuales sean los resultados.
¿Podemos afirmar que nada de lo hecho por el Sistema ha servido? No. Podemos afirmar que no sabemos a ciencia cierta para qué ha servido, reitero. Y en el camino del Sistema está un país cuya tasa de homicidios en el 2017 fue cuatro veces más que el promedio internacional.