Precedida de una gran campaña de propaganda mediática y
trabajo de campode funcionarios del Fondo Nacional de Fomento al Turismo y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, ayer 15 de diciembre se efectuó la
consulta participativasobre el Proyecto de Desarrollo Tren Maya en municipios de Yucatán, Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, donde existen comunidades maya, ch’ol, tzeltal y tzotzil.Bajo la premisa de que
participación es inclusión, corresponsabilidad y democraciay la consigna
¡Decidamos juntos!, la fórmula para la fabricación del consentimiento (Chomsky dixit) encubría que la decisión se tomó antes de la consulta; fue adoptada por el presidente Andrés Manuel López Obrador desde su asunción, con independencia de la libre determinación del pueblo maya. Como ha dicho el propio AMLO,
llueva, truene o relampaguee se va a construir el Tren Maya. Lo quieran o no.
Para ello, como señala Josué G. Veiga (La Cuarta Transformación viaja en tren
), junto con la imposición de cierto desarrollo
y al margen del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la consulta previa e informada, el proyecto Tren Maya se ha apropiado de significados e imaginarios de la cultura maya para trastocarlos y venderlos como marca de un proyecto nacionalista
.