La violencia que vive la prensa en México no cesa y por el contrario se intensifica. En el primer semestre del año, Articulo 19, documentó 249 agresiones a periodistas, de las cuáles el 42 por ciento fueron cometidas por agentes del Estado y más del 99 por ciento permanecen en la impunidad. Desde el 2000, 131 periodistas callaron cuando fueron asesinados. En casi dos décadas. México se convirtió en el país “sin guerra” más peligroso para ejercer el periodismo, de acuerdo con Reporteros Sin Fronteras.
Así es, a pesar de contar con instituciones que, en teoría, tendrían que promover y garantizar la libertad de expresión, el Estado mexicano ha fallado en prevenir, perseguir y sancionar las violencias a las que se enfrenta la prensa.
El 2 de noviembre (en nuestro día de muertos) en el mundo se celebra el Día Internacional del Combate a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, un día que nace con la intención de convocar a los gobiernos para que reconozcan y garanticen la libertad de informar. En el marco de este aniversario, la UNESCO y el Gobierno de México llevarán a cabo una Conferencia Internacional el día 7 de noviembre en el Museo de Antropología y previo a este evento una misión de 17 organizaciones internacionales han venido a proponer una serie de compromisos que abonen a la lucha contra la impunidad de los crímenes contra periodistas.
En este sentido, habría que esperar que el Estado Mexicano, a pesar de la abierta confrontación del Presidente con la prensa, busque caminos para combatir la impunidad, fortalezca al Mecanismo de Protección a Periodistas y a la Fiscalía Especial de Atención a Delitos contra la Libertad de Expresión; revise las leyes que hasta hoy inhiben el ejercicio periodístico y se comprometa a liberar de cualquier proceso persecutorio a periodistas y comunicadores y; también, revierta la narrativa estigmatizadora en contra de la prensa y genere una que reconozca la importancia del periodismo en una sociedad democrática.