Tras el asesinato en Saltillo de un centroamericano que buscaba llegar a Estados Unidos, migrantes protestaron con los rostros cubiertos para exigir freno al hostigamiento que han sufrido en las últimas semanas en la capital de Coahuila.
En la celebración de la tradicional misa de migrantes, que se realiza cada año en los festejos del novenario del Santo Cristo de la Capilla, los mensajes del obispo de Saltillo, Raúl Vera, y del sacerdote Pedro Pantoja, asesor de la Casa del Migrante, tuvieron un tinte distinto, dados los acontecimientos recientes.
“La muerte de Marco Tulio proviene de una cuestión concreta: Las y los migrantes padecen las consecuencias de una protección del mercado. Han destruido nuestro país y nos han puesto de rodillas, para hacer lo que quieran de nosotros”, dijo Vera.
*Con imagen e información de El Heraldo