La crisis climática que azuela al planeta se hace cada vez más evidente, aunque en México cunde la percepción de que no ha llegado todavía y de que el país es, en todo caso, una víctima del fenómeno y no uno de sus responsables principales. Al contrario, la realidad es que el calentamiento global ya es uno de los elementos definitorios del presente, y México es uno de los países que más gases de efecto invernadero emiten en el mundo.
Claro que Estados Unidos y China juntos son responsables de algo más del 40 por ciento de las emisiones globales de CO2 por la quema de combustibles fósiles. También es un hecho que dos terceras partes de esas emisiones son causadas por tan solo diez países. Pero también los es que si México no está en ese top 10 no es porque haga las cosas mucho mejor que los demás, sino porque Arabia Saudí e Indonesia han hecho las cosas mucho peor y lo han rebasado en la tabla. De hecho, en 2011 sí estuvo en ese grupo, y desde que empezó el siglo XXI ha estado entre los once o doce países que más aportan al cambio climático.
Analizando los datos nacionales, además, puede verse que las acciones en las que México debería concentrarse para reducir sus emisiones tendrían enormes beneficios para todos en muchos sentidos, y no sólo en la mitigación de la crisis climática. Por ejemplo, según datos recopilados por el World Resources Institute y presentados en la plataforma Climate Watch, el mal manejo de la creciente cantidad de residuos y basura que genera el país es uno de los factores que exacerba las emisiones de gases de efecto invernadero del país. Fortalecer las capacidades municipales para manejarlos es una tarea de por sí urgente por razones de salud, seguridad hídrica y otros factores, que tendría un impacto muy positivo en materia de cambio climático y podría abatir hasta un 15 por ciento las emisiones nacionales.
Mejorar los procesos industriales y reducir la contaminación que generan es urgente por la pura salud de los habitantes de las ciudades y los polígonos fabriles, pero además puede contribuir a mitigar las emisiones nacionales en otro seis por ciento. Y lo mismo pasa con el sector energético, que es enormemente contaminante.