La península de Yucatán ya tiene graves problemas de deforestación, contaminación y pérdida de la cultura maya por proyectos de energía eólica, mega granjas porcícolas, el monocultivo de la soya transgénica y los desarrollos turísticos, entre otros. “A eso se sumará ahora el Tren Maya para terminarnos de fregar”, dice Pedro Uc, habitante de la comunidad de Buctzotz, en Yucatán.
Los pobladores señalan que justo éste es el otro problema, que no los han consultado, aunque el presidente López Obrador asegure lo contrario. Ángel Sulub, del Centro Comunitario U Kuuchil K Chibalom, dice que la única consulta que se ha hecho en las comunidades sobre el Tren Maya es la nacional, realizada en diciembre de 2018, para preguntar a toda la población respecto a éste y otros proyectos del gobierno federal.
El área central de Quintana Roo, explica, tiene 88 pueblos, esta consulta se hizo solo en uno, en la cabecera municipal de Felipe Carrillo Puerto, con un módulo de consulta y muy poca participación. El resultado que se difundió a nivel federal fue un sí al Tren Maya.
“Pero nosotros como pueblo consideramos que esa consulta no tiene los más mínimos estándares relacionados con los derechos de los pueblos indígenas, que se han estipulado a nivel internacional (de una consulta libre, previa, informada y culturalmente adecuada). Para nosotros no tiene ninguna validez”.
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