Fue una noche para celebrar al cine nacional, una noche que prometía ser histórica desde un principio, era la primera vez que se llevaba a cabo en la Cineteca Nacional, la sede fílmica de su tipo con más asistencia en el mundo. La apuesta era darle al público un espacio primordial en la 61 entrega de premios de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas(AMACC), con las salas repletas de cineastas, actores, productores y cinéfilos, todos los elementos que hacen posible una saludable industria del séptimo arte mexicano.
Fue una noche para encumbrar discursos sociales y políticos. Tanto ganadoras como ganadores no duraron en expresarse ante el micrófono, desde temas para apoyar la continuidad de proyectos culturales y en contra de los recortes presupuestales en todos los rubros de Cultura.
El documentalista Alberto Arnaut se llevó el Ariel a Mejor largometraje documental. Dedicó el premio a todas las madres de personas desaparecidas y asesinadas. “Quiero un país donde ya no sea necesario que el Ejército esté realizando labores de seguridad pública, donde la Guardia Nacional sea realmente una guardia civil y no una militarizada”, agregó.
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