El 12 de octubre de 2018 se puso en marcha una caravana de migrantes centroamericanos. Escala obligada en su trayecto rumbo a Estados Unidos, era México. Nuestro país se debatió entre frenar su ingreso o facilitar su arribo a la frontera norte. De las poco más de once mil personas que salieron de sus casas, al menos siete mil llegaron a Tijuana. La estrategia del gobierno de López Obrador acerca del tema no ha sido de persecución y a propuesto incluso, construir un programa de desarrollo económico para Centroamérica a fin de evitar este tipo de éxodos.
José Manuel Valenzuela, investigador de El Colegio de la Frontera Norte, ha sido uno de los primeros en analizar a fondo lo que significó aquella caravana.
¿Qué representó exactamente la caravana?
La convocatoria se hizo el 5 de octubre y el 12 se pusieron en marcha. Los más de once mil migrantes tenían poco que ver con las personas que tradicionalmente organizaban los vía crucis y las caravanas anteriores. En ocasiones pasadas, organizaciones como Pueblos sin frontera y grupos cristianos acompañaron a los migrantes. Sin embargo, en octubre fue tan grande el nivel de convocatoria que estas organizaciones fueron rebasadas. No se reconoció su liderazgo, la gente tomó las decisiones durante el camino y los gobiernos con tal de quitarse el problema, les facilitaron camiones para agilizar su tránsito.
Las caravanas se construyen a partir de los vía crucis del migrante. Desde hace casi trece años, las asociaciones religiosas empezaron a recrear escenarios de violencia hacia los migrantes y los representaron aludiendo a pasajes de la pasión de Cristo. Todo con el fin de hacer conciencia entre la gente. No olvidemos que antes cruzaban por México, 380 mil migrantes centroamericanos al año. Cerca del setenta o setenta y cinco por ciento de estas personas eran agredidas, y al menos el treinta por ciento de las mujeres eran violadas en el camino. Todo esto que era parte de la realidad cotidiana. Cuando la gente decide viajar como un colectivo lo hace porque juntos crean una suerte de escudo. La caravana se convierte en una coraza de protección, el problema es que también los vuelve demasiado visibles e identificables. A partir de esto se convierten en amenaza. Es decir, no se movieron por una simple intencionalidad política.
A esto habría que sumar las condiciones de pobreza en Centroamérica y México.
Las caravanas representan el éxodo de la miseria. En Centroamérica entre el sesenta y ochenta por ciento de la población vive en la pobreza. Es una zona donde la precarización de la vida es muy intensa y esto se vincula con una violencia estructurada por medio de distintos actores. Algunos relacionados con fuerzas externas de orden político como puede ser la injerencia norteamericana. En 2009, Estados Unidos impulsó el golpe de Estado en Honduras contra José Manuel Celaya. En El Salvador se dio una guerra civil que deterioró la vida social. Guatemala vive una situación parecida.
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