A seis meses de haberse inaugurado el nuevo gobierno, se aprobaron las leyes secundarias para dar vida a la Guardia Nacional. A diferencia del proceso de reforma constitucional para crearla (…) El proceso de las leyes secundarias se distinguió por ser opaco. Como si se tratara de una fechoría, los senadores que tenían a su cargo aprobar las normas las guardaron en secreto hasta que estuvieron asegurados los votos en la cámara alta (…) Por las implicaciones que tendrán estas leyes para la vida diaria de las personas y la construcción del Estado de derecho, era indispensable una discusión abierta (…) A la Guardia Nacional se le atribuye una enorme cantidad de facultades, varias bastante vagas (…) En otras palabras, la Guardia podrá hacer de todo, en todas partes, sin controles serios (…)…[rt]