Ahora imagine que esos momentos, 5, 10, 15 minutos en los que usted estuvo frente a los militares es un limbo en el cuál todo se permite, en el que la ley no existe, en el que nada de lo que se haga o se diga quede registrado. Imaginemos que un movimiento en falso de usted, un movimiento mal interpretado y un militar nervioso lo llevan a una tragedia. Hoy, de ese instante no se tiene registro, sí es ATERRADOR. La Secretaría de la Defensa Nacional ha dicho que NO CUENTA CON INFORMACIÓN PORQUE NO LE CORRESPONDE ELABORAR DICHOS INFORMES.
Con una Guardia Nacional en puerta, con 50 mil elementos del Ejército desplegados desde hace una década por todo el país, con la militarización como política de seguridad por los próximos seis años, es absolutamente preocupante esta opacidad de la Sedena, este desprecio por la rendición de cuentas.
Si a usted le sigue pareciendo que NO es aterrador vivir así en este país, lea el trabajo, merecedor del premio Javier Valdez de periodismo, “Cadena de mando”, de los reporteros Daniela Rea, Pablo Ferri y Mónica González. Su introducción es brutal: “Entre 2006 y 2014, militares del Ejército mexicano se enfrentaron a civiles en 3,520 ocasiones. Miles murieron, sobre todo de aquellos que no iban de uniforme: 19 personas perdieron la vida por cada militar caído”. Después de 2014 NO EXISTEN DATOS. ¿Cómo mediremos la efectividad de la estrategia? ¿Cómo sabremos que no están matando más civiles inocentes que delincuentes? ¿Cómo se atreverá a salir el Presidente cada mañana a darle la cara a este país si tiene a militares imposibles de auditar en las calles? Aún no lo sabemos.