El martes 4 de diciembre, legisladoras y legisladores de todas las fracciones parlamentarias presentaron una iniciativa para reformar las disposiciones discriminatorias que presenta la Ley Federal del Trabajo en perjuicio del sector; al día siguiente, la Segunda Sala de la SCJN resolvió un amparo directo en el que declara discriminatorio excluir a las empleadas del hogar del régimen obligatorio de seguridad social y dicta al IMSS desarrollar un programa piloto que culmine en el diseño e implementación de un programa especial para el sector. Ese mismo día, Germán Martínez -nuevo titular del IMSS- y la Secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde, dieron la bienvenida a la resolución de la Corte y declararon públicamente que comenzarán a trabajar para dar cumplimiento. Finalmente, el 7 de diciembre en su conferencia matutina, el presidente López Obrador celebró la disposición de la Corte de que se garanticen los todos derechos a las trabajadoras del hogar.
“Todos los derechos para las trabajadoras del hogar” sí nos plantean una verdadera transformación social. En este momento en el que nos disputamos los discursos sobre lo que significa o no una transformación nacional, no nos debe quedar duda de que cambiar drásticamente las relaciones de desigualdad social y de género que se reproducen de manera casi invisible en millones de hogares en México, es una verdadera transformación que ataca directamente el clasismo, racismo y machismo más rancio de nuestra historia; significa atacar directamente una de las más profundas relaciones de desigualdad.
Estamos y hemos estado para señalar y acompañar el tránsito que deben dar las instituciones para garantizar derechos a este sector fuertemente feminizado, derechos que queremos ver convertidos en salarios dignos, prestaciones labores y la posibilidad de que millones de mujeres y familias en México puedan imaginar y desarrollar los proyectos de vida que deseen. Así es el país que queremos.