Como informaron ayer mis compañeros Abraham Reza y Vanessa Job, han quedado libres cuatro personajes clave en el caso de la Procuraduría General de la República sobre el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Estos son los últimos clavos en el féretro de la verdad histórica. Un golpe brutal para el gobierno de Enrique Peña Nieto a días de que termine, en el caso criminal que marcó para siempre su sexenio. El caso de la PGR, su versión, su verdad histórica, defendida mediáticamente con todo no pudo ser defendida ante los tribunales, donde más importaba defenderla. Se quejarán muchos de los jueces, del sistema de justicia penal, bla, bla… el hecho es que la procuraduría no pudo demostrar frente a un juez lo que anunció ante el público en ese caso, sí en ese. ¿Qué era más importante?
Agustín García Reyes, alias El Cheje o El Chereje; Jonathan Osorio Cortés, alias El Jona; Patricio Reyes Landa, alias El Pato, y Salvador Reza Jacobo, alias Lucas o El Wereke, fueron dejados en libertad el 26 de octubre. La juez le da una zarandeada seria al Ministerio Público. “Este tribunal determina que, ante la inactividad investigadora de la fiscalía, no queda más que concluir que en la causa hay insuficiencia de pruebas para sustentar la sujeción a proceso”. Y agrega: “Correspondía a la fiscalía investigar adecuadamente los hechos y aportar elementos de prueba suficientes para comprobar el cuerpo del delito y la probable responsabilidad de los ahora imputados”, y pues no.
Bien advierte la sentencia que “La decisión aquí adoptada no debe entenderse en el sentido de que inexiste la organización criminal Guerreros Unidos, ni que los hechos que consignó el fiscal no hubiesen sucedido, sino que las pruebas que fueron lícitamente aportadas a la causa, no lo demuestran suficientemente…” Es decir, la PGR no hizo su trabajo. ¿Quién rinde cuentas?