Que México sea un país hundido en la impunidad parece ya no ser una sorpresa. Cuando en 2016 se hizo la primera medición del Índice Global de Impunidad, México ocupó el lugar 58 de 59. Al año siguiente ocupó el lugar 66 de 69, siempre el peor de América Latina. Pero, ¿qué significa vivir sumido en la impunidad?, ¿cuál es el impacto de la impunidad en la cantidad de desapariciones?
Para calcularlo, construimos un modelo estadístico que permite aislar el impacto específico de la impunidad en la totalidad de las personas desaparecidas.
Cada punto de impunidad medida a partir de la totalidad de los delitos cometidos genera 173 hogares con al menos una persona desaparecida en cada entidad federativa; cada punto de impunidad medida a partir de las denuncias presentadas, 38, y cada punto de impunidad medida a partir de las averiguaciones previas abiertas, 25 hogares con al menos una persona desaparecida. Estos son costos brutales en vidas humanas y tragedias familiares que la impunidad genera en México.
La impunidad provocó 58 % de personas desaparecidas en Veracruz en 2016, 51 % de personas desaparecidas en Puebla y 29 % en Michoacán. La impunidad no sólo son procuradurías burocratizadas, largas filas inhibitorias y frustración. La impunidad también son personas desaparecidas, costos en tiempo y recursos para su búsqueda así como un inmensurable dolor.