El pasado día sábado 24 de julio se conmemoró el 36° aniversario de la desaparición forzada de los miembros de la familia Guzmán Cruz: Don José de Jesús, Amafer, Armando, Solón y Venustiano, en Tarejero, municipio de Zacapu, Michoacán. En 1974, durante el período de la Guerra sucia, el Ejército mexicano reprimió brutalmente a quienes pretendían construir una nación más justa, democrática y con justicia social. Resquicios de estas pugnas se fueron adecuando a los nuevos órdenes de gobierno, pero las demandas continúan vigentes en descendientes, amigos y adeptos a las causas sociales.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) y la Fundación Diego Lucero (FDL) encabezan la defensa jurídica del caso de la familia Guzmán Cruz, y acudieron una vez más a Tarejero para refrendar su respaldo a la petición de justicia en el caso de la familia. Ante el nulo avance de las investigaciones en la desaparecida FEMOSSP y ahora en la Coordinación General de Investigación de la PGR, se presentó el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), misma que en los próximos meses correrá traslado al Estado mexicano para que responda por estas desapariciones y otras violaciones a los derechos humanos, como la falta del acceso a la justicia.
La doctora Blanca Hernández, de la FDL, mencionó que es importante seguir en la unidad por el camino que lleve a la justicia y que logre que los grandes principios de justicia social se instauren en el país. Por su parte, Andrés Díaz, del Centro Prodh, reconoció que la lucha actual en materia de derechos humanos se debe a las luchas concertadas por personas como los integrantes de la familia Guzmán Cruz, quienes dieron los primeros pasos para construir un panorama en el cual el respeto y protección de los derechos en una sociedad más justa sea la consigna a seguir.
Desde hace aproximadamente una década, el pueblo se une para recordar a aquellos caídos de la familia Guzmán Cruz, así como a otros que fueron afectados por las incursiones militares de un régimen autoritario que nunca se prestó al diálogo. En esta ocasión, hubo una especial participación del Cabildo del municipio de Zacapu, ya que fue el propio Ayuntamiento quien se encargó de la organización del evento.
En las orillas de la carretera, la puerta a Tarejero, los habitantes reciben con ofrendas de pan y fruta a los visitantes que acuden a la celebración. El pan en forma de águila y la fruta son colgados en los cuerpos de los que llegan. Una danza purépecha acompaña a los locales y foráneos en su camino hacia la plaza central de Tarejero, cuesta arriba. Con bailes y música de la banda municipal, se llega al centro y se inaugura el evento, también con los ritos purépechas. Ahí, ante un paisaje imponente de montañas enverdecidas y nubes que casi tocaban las cabezas, familiares, miembros de organizaciones civiles y personas afanes a la causa compartieron la fiesta.
Por primera ocasión, cinco cadetes de la policía municipal de Zacapu, dispararon cinco balas de salva en honor a los detenidos – desaparecidos, con lo cual se reconoce de manera oficial la violación a los derechos de integridad física y vida de Don José de Jesús, Armando, Amafer, Solón y Venustiano.
Posterior al traslado desde la explanada central a la antigua casa de la familia, se develó una placa conmemorativa en reconocimiento a la lucha de doña Salud Cruz, esposa de Don José de Jesús y madre del resto de los desaparecidos. Dicha placa demuestra que a treinta y seis años de injusticia, las demandas siguen latiendo en el corazón de la familia y de los pobladores.
El festejo culminó con la comida que ofrecieron los hermanos Abdallán y Uber a los invitados del pueblo y a quienes se dieron cita en Tarejero, Michoacán, para conmemorar la lucha de la familia Guzmán Cruz y seguir exigiendo justicia al Estado mexicano.