La conmemoración de las tragedias de Ayotzinapa y de Tlatelolco, cuatro y 50 años después de ocurridas, tiene que ver con la gestión social de la memoria y con cómo nos relacionamos con hechos del pasado que no han recibido sanción y demandan solución, señaló el escritor Juan Villoro en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El doctor honoris causa por la UAM y Premio Crónica dijo que confía en que la comisión de la verdad que el próximo gobierno de México designará para investigar el caso de Ayotzinapa logre mejores resultados que la similar dedicada al movimiento de 68, por tratarse de crímenes de genocidio que no prescriben.
En su conferencia 1968: el pasado de una ilusión, el escritor miembro de El Colegio Nacional resaltó la importancia de relacionar las deudas pendientes del pasado con las más recientes, como la de Ayotzinapa, porque se trata “y hay que recordarlo siempre, de casos emblemáticos”.
Pero enfatizó que no por ello deben enmarcarse como las únicas tragedias por recordar y monopolicen la indignación y el dolor. “Desgraciadamente aprendemos geografía por las tragedias y sabemos dónde está Aguas Blancas, Tetelcingo o Acteal a través de matanzas que han ocurrido en esos lugares, aunque todas merecen una respuesta que sólo se podrá dar cuando tengamos otro tipo de sociedad, si acaso logramos construirla entre todos”.
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