Más de cuatro años y medio después de su desaparición, los restos de nueve migrantes guatemaltecos que cruzaban México para llegar a Estados Unidos fueron identificados de una fosa clandestina hallada en Tamaulipas.
El 10 de febrero de 2014, las nueve personas, entre ellas tres menores de edad, dejaron su país natal, en busca del sueño americano, sin embargo, lo último que sus familiares supieron de ellos fue que el 17 del mismo mes ya se encontraban en Tamaulipas.
Ante la falta de información sobre la situación de sus parientes, en mayo de ese año los familiares levantaron una denuncia ante autoridades estatales y federales.
Según la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), el 17 de febrero de 2015 se encontró una fosa clandestina en el ejido de Plan de Ayala, en el municipio de Güémez, Tamaulipas.
«El 23 de julio de 2018, los familiares fueron notificados de la identificación positiva de sus familiares en la Embajada de México en la Ciudad de Guatemala, Guatemala», informó la oficina de la ONU.
«Esta identificación es el resultado del esfuerzo y trabajo conjunto entre las autoridades, familiares de las víctimas, organizaciones que las acompañan y expertos forenses independientes propuestos por las familias», destacó Jan Jarab, representante de la ONU-DH.
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