Quizá el legado más ominoso del presente sexenio será la Ley de Seguridad Interior, aprobada a finales de 2017. Un número impresionante de organismos y expertos nacionales e internacionales advirtieron sobre los riesgos de esta ley y pidieron al Congreso no aprobarla. La Ley faculta al Ejército para realizar tareas de seguridad pública etiquetándolas con la palabra «interior», pero nunca deja claro qué es la seguridad interior ni qué la distingue de la seguridad pública.
Pero más allá de las cuestiones técnicas, la norma es preocupante porque consolida una estrategia de seguridad (…) Que ha sido catastrófica.
Se prevé que en unas semanas se discuta en la Suprema Corte la constitucionalidad de la LSI. La Suprema Corte tiene ante sí el caso más importante de la historia reciente. En sus manos está la definición sobre el tipo de país que somos.