En el sexenio de Enrique Peña Nieto van 45 periodistas asesinados. Cuarenta y cinco.
Las peticiones de protección (que solicitaba el semanario Playa News) por lo que estaban denunciando en su portal informativo, las autoridades locales y federales, encargadas de salvaguardar la libertad de expresión hicieron caso omiso. Hoy dos voces periodísticas de un mismo medio están silenciadas. Y, seguramente, los perpetradores (la policía municipal) según Pat, se regocijan en la tranquilidad que les brinda la impunidad. Sus actos dejarán de ser vigilados por periodistas.
Porque eso es lo que se pierde cuando se mata periodistas… vidas, voces e información.
El cambio de administración federal debe representar un cambio de paradigma respecto al papel del estado en relación con la violencia contra la prensa. Debemos de replantear y trazar mejor los nuevos caminos de la protección de nuestros periodistas.