¿En dónde nos perdimos de ser un país hospitalario? Esta tradición fue sustituida por una política migratoria de detección, detención y deportación de las personas migrantes y refugiadas, misma que condena a miles de migrantes a atravesar México en la invisibilidad y con serias violaciones a sus derechos humanos.
La posibilidad de que México y Estados Unidos suscriban el “Acuerdo del Tercer País Seguro” vuelve a poner sobre la mesa la discusión de que en la región sigue imponiéndose una política migratoria de seguridad y criminalización frente a la realidad de miles de personas que salen de sus países buscando la protección internacional[1] .
¿Qué significa firmar un acuerdo de tercer país seguro? Este acuerdo tiene el objetivo de que el primer país, en este caso México, actúe como una especie de filtro y centro migratorio de solicitantes de asilo de su “país vecino” Estados Unidos.
Según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), en 2017 se recibieron alrededor de 14,596 solicitudes de asilo, de las cuales casi el 50% aún no reciben respuesta[3]; y solo 4,475 fueron reconocidas. Sin embargo esta cifra en nada se compara con las más de 115,399 solicitudes de asilo presentadas en el mismo año en Estados Unidos, reconociendo solamente a 53,716 de ellos como refugiados[4]. El suscribir “Acuerdo del Tercer País Seguro” sería asumir la responsabilidad del país vecino en materia de protección internacional.