• Tras el exilio forzado desde mayo de 2006, América y Adán al fin se reintegran a sus familias y comunidad.
• El Frente de Pueblos en Defensa dela Tierra (FPDT) cierra un ciclo de casi 9 años de resistencia y lucha.
Ayer América Del Valle y Adán Espinosa, que desde mayo de 2006 se mantenían en el exilio forzado, regresaron a su tierra en medio de un ambiente festivo y combativo, rodeados por machetes, medios de comunicación y euforia de los presentes. Al ser recibidos por la comunidad, de inmediato les colocaron el paliacate rojo y les dieron su machete, símbolos de la resistencia campesina.
En este momento, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) cerró un ciclo de casi nueve años de resistencia y lucha en defensa de las comunidades del lago de Texcoco.
Sostuvieron que los campesinos no permitirán el engaño que representa el proyecto de la Comisión Nacional del Agua de compra de tierras para un presunto rescate ecológico.
Trinidad Ramírez, Ignacio del Valle y América expresaron que por fin se sienten completos, con su familia reunida. San Salvador Atenco es un claro ejemplo de la fuerza que tiene el movimiento civil cuando está basado en reivindicaciones legítimas. América dijo en un discurso emotivo, que su libertad representa una fortaleza y un aliento para los demás movimientos sociales: el del Sindicato Mexicano de Electricistas, el minero, San Juan Copala, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y el EZLN, entre otros.
América compartió que siempre tuvo la certeza de regresar a esta plaza ensangrentada en mayo de 2006 por los represores del gobierno, sitio de la dignidad, la justicia y la razón. Recordó a quienes cayeron durante 9 años de lucha, y destacó que espera que su libertad sirva de fortaleza y aliento para Cayetano, el ingeniero del SME que lleva 86 días en huelga de hambre.
Agradeció a la embajada de Venezuela en México y al apoyo de organizaciones internacionales. “Mi libertad no es un obsequio ni una concesión de las autoridades ni de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sino resultado de la lucha y decisión del pueblo atenquense, y de la constancia y paciencia de los presos políticos”, expresó.
Por su parte, Adán Espinosa sacó su alma campesina: “regresaré a mi nopalera; cuando regreso a la madre tierra me lleno de su perfume de grandeza, de su aliento que dice: ¡hijo, puedes cultivar lo que quieras!”.