Uno de los asuntos centrales de la contienda democrática ha tenido que ver con el cambio sistémico. Y este no se puede conferir en exclusiva a las personas en el ejercicio del Gobierno, a quienes sin duda tendremos que apoyar cuando lo ameriten, y recriminar cuando lo requieran. La democracia es un sistema que por definición debe ser representativo: esto quiere decir que tenemos que exigir que nos representen, y representar lo que exigimos.
Hoy llegó ese día. Nos toca trabajar a todos, los que votaron por unos y los que votaron por los otros, en construir un México donde quepamos todas y todos, donde celebremos y promovamos la indispensable militancia cotidiana de miles de mujeres y hombres que, contra todo, luchan por su dignidad, por el medio ambiente, por la equidad de género, por una distribución más digna de la riqueza, por un sistema que enfrente la dominación y el sometimiento. Un México donde podemos andar en reconocimiento y convicción, en pos de la recuperación de la dignidad de todas y todos.