“Aquí estoy, yo siempre dije la verdad”, expresó Valentina Rosendo Cantú con voz firme, como ha sido su tono desde que inició su lucha por justicia hace 16 años, cuando entonces tenía 17 años.
La indígena me’phaa se presentó ante medios de comunicación para informar sobre la sentencia emitida por el juzgado Séptimo de Distrito en el estado de Guerrero, en la que se condena a 19 años, cinco meses y un día a dos militares del 41 Batallón de Infantería por tortura y violación en agravio en Rosendo Cantú, el 16 de febrero de 2002.
Acompañada por el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera, así como por sus abogados, Vidulfo Rosales y Santiago Aguirre, subdirector del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, Valentina Rosendo fue arropada por el representante en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), Jan Jarab; la directora ejecutiva de la sección mexicana de Amnistía Internacional Tania Reneaum, así como por la relatora sobre Discriminación de las Mujeres del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Alfa Facia Montejo.
Cargando en brazos a su hija de ocho meses, Rosendo Cantú hizo un recuento de su largo recorrido en busca de justicia, que la llevó hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), instancias ante las que rindió testimonio frente a representantes del Estado mexicano, que finalmente fue condenado en 2010 como responsable de los agravios contra la indígena me’phaa.
“El gobierno nunca me creyó, nunca me hizo caso. Desde el principio todos los funcionarios siempre se burlaban de mí, desde que puse mi denuncia el agente del Ministerio Público nunca me ayudó. Hoy puedo demostrar que siembre dije la verdad y aquí estoy”, señaló.
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