Más allá de los muros físicos, existen los muros “de complicidad cómoda y muda” contra los migrantes. Un fenómeno cultural que agrava el desamparo y el abandono de quienes dejan su tierra para encontrar, en otros países, un futuro mejor. Lo denunció el Papa, al abrir -con un mensaje escrito- un coloquio de alto nivel sobre migración entre México y la Santa Sede. Para salir de esta trampa, Francisco invocó “un cambio de mentalidad”, porque en esta situación no están en juego sólo números, sino personas con sus propias historias.
Según el líder católico, para hacer frente y dar respuesta al fenómeno de la migración actual, es necesaria la ayuda de toda la comunidad internacional, puesto que tiene una dimensión transnacional, que supera las posibilidades y los medios de muchos Estados. Sostuvo que esta cooperación internacional es importante en todas las etapas de la migración, desde el país de origen hasta el destino, como también facilitando el regreso y los tránsitos.
Constató que en cada uno de estos pasos, el migrante es vulnerable, se siente solo y aislado; por eso pidió tomar conciencia de esto “es de importancia capital” si se quiere dar una respuesta concreta y digna a este desafío humanitario.
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