Lo que la impunidad impone es el temor para indagar. Quien husmee causas, quien indague razones, quien excave fosas con sus palas propias lo hace porque es cómplice. Y lo sostienen los victimarios y sus asociados. Mejor ni reclame porque le va peor.
Por eso la resistencia a ese entronizamiento de la impunidad es loable y agradecible. Los reclamos de familiares de desaparecidos, encabezados por las madres, han sido de enorme valía para doblegar una cultura de simulación y de cinismo.
Parecen interminables y sin ruta las manifestaciones de las madres de desaparecidos. Es insultante el desprecio en oficinas, es reprobable el ninguneo oficial, es aberrante el olvido de los burócratas. Y ellas siguen. Ellas coleccionan enfermedades y desgastes; destrozos en los núcleos familiares; innumerables llamados a desistir. Y siguen.
Marcharon este 10 de mayo para recordarnos el valor de la vida. Y ahora que en distintas ciudades también miles de muchachos comparten sus mensajes de indignación y empuje en las redes sociales y también se manifiestan, las madres han visto germinar la semilla. Muchachas y muchachos angustiados y temerosos por su día siguiente, hacen un contrapeso a las tentaciones de venganza y a la reproducción del mismo poder de impunidad. Han visibilizado su dolor. Los candidatos a la Presidencia han tenido que entender, sí o sí, que no puede gobernarse este país dejando ese expediente en el olvido. Y la cauda de solidaridad es extendida.
Parece poco pero es mucho en estas dos décadas atosigantes y negras. La fuerza de amor y solidaridad con las que esas manifestaciones interpelan no son mera compañía o simple testimonio. Fortalecen los cimientos que las madres y muchos más han colocado para revertir las condiciones de sumisión que ha impuesto el reino de la impunidad y el crimen. Su batalla sana al país de la gangrena.
Llevamos ya dos décadas de impunidad y aniquilación; y ese sistema de poder ha entrado en crisis. Es insostenible. Remecerlo, confrontarlo, contrastarlo, diluirlo es una causa en que las madres de los desaparecidos, y muchos familiares y amigos más, están empeñadas.
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