Hace aproximadamente cinco meses, la empresa Creatividad e Inteligencia en Construcción S.A. de C.V. (CICSA) llegó a la comunidad nahua de San Pablo Atlazalpan, ubicada en el municipio de Chalco, Estado de México, para explotar una mina de basalto a sólo unos metros de una escuela primaria y de casas habitación.[1]
Desde ese momento y casi sin pausa, la maquinaria pesada se ha dedicado a extraer y moler piedra basáltica donde antes se encontraba la antigua hacienda San José Axalco; de la antigua construcción, ahora sólo se pueden observar nubes de polvo y ruinas. Esta actividad ha generado daños en los habitantes de la comunidad, quienes padecen enfermedades y malestares físicos derivados de ello. Lo más grave de la situación es que la empresa, de manera unilateral, decidió cortar la electricidad que alimentaba el depósito de agua que abastecía a la comunidad, además de amenazar con destruirlo.
Frente a estas acciones que les han despojado temporalmente del agua y amenazan con hacerlo de forma permanente, las y los habitantes de San Pablo Atlazalpan comenzaron a organizarse y están exigiendo a las autoridades municipales y estatales, primeros obligados a garantizar y proteger sus derechos humanos, que se tomen las acciones necesarias para frenar a esta empresa y al despojo del que están siendo víctimas. Estas exigencias deben de ser escuchadas por el gobierno y ponderarse como prioritarias por sobre los intereses de empresas privadas que busquen, únicamente, su propio enriquecimiento.
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