Miguel Ángel Osorio Chong fue categórico: «los estudiantes no necesitaban robar autobuses porque contaban con varios en la escuela Isidro Burgos, ese fue un invento del GIEI». Esta declaración la escuché en su oficina, durante una entrevista que hice, a principios de 2017, al entonces secretario de Gobernación para el perfil que más tarde publicaría en el libro Los Suspirantes, coordinado por Jorge Zepeda Patterson.
Me sorprendió porque con ella, el funcionario que tuvo la máxima responsabilidad dentro del gobierno de Enrique Peña Nieto para resolver el caso de los normalistas desaparecidos, descartó el móvil propuesto por el grupo de expertos internacionales.
Las transcripciones que la DEA entregó recientemente a la PGR sobre las comunicaciones de los mandos de Guerreros Unidos radicados en Estados Unidos refutan la versión oficial y, en cambio, confirman los argumentos del GIEI. Esas grabaciones, realizadas por orden judicial, corroboran que autobuses de la línea Estrella Blanca eran utilizados para transportar droga hasta Estados Unidos, y también refieren a la complicidad que podría haber con los operadores de tal compañía:
De haber merecido en su momento mejor atención, esta valiosa pista de información habría reconducido las investigaciones por una ruta más venturosa. Sin embargo, ni Osorio ni toda la cadena de mando debajo de él fueron capaces de tomarla en serio.
Si eran clave para el caso penal más importante de esta administración, ¿por qué tales escuchas tardaron tanto tiempo en llegar a México? ¿Fue por desconfianza que la DEA no compartió con sus homólogos de la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República, la información que tenía sobre el trasiego de drogas desde Guerrero hasta Chicago, a través de autobuses de la línea Estrella Blanca y otras compañías? ¿De plano el gobierno mexicano no tenía previamente ninguna pista que llevara a considerar con seriedad la hipótesis del GIEI? ¿Por qué las autoridades mexicanas se empeñaron, hasta la necedad, en dejar fuera de la investigación un hecho tan relevante?
Estrella Blanca es una empresa vinculada a la familia de Roberto Alcántara, amigo cercano de Enrique Peña Nieto y socio suyo en más de una aventura política.
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