El Gobierno mexicano expulsó al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que investigaban la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
La encargada de echar del país –so pretexto de que la ayuda era temporal- a los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fue la canciller Claudia Ruiz Massieu.
El GIEI deshizo la “verdad histórica” de Murillo Karam. El mismo grupo afirmó que a 17 de los detenidos se les habían torturado. La canciller Massieu fue la encargada de argumentar o hacer el ridículo ante la CIDH.
Aquel mismo Gobierno federal que a través de la canciller Massieu expulsó, espió y faltó al trato diplomático de representantes de la CIDH en México realizó una gran puesta en escena digna de los más altos estándares del cinismo político mexicano.
La ex Canciller acudió a la CIDH en representación de su partido (PRI) y candidato presidencial. Acudió ante el organismo internacional que su mismo Gobierno denigró. El acto cínico consumado se coronó con una foto de la excanciller con Luis Almagro, secretario general de la OEA.
No ha sido suficiente debilitar hasta el grado de la emergencia médica las instituciones de Gobierno, sino que ahora el cinismo priista busca embarrar a un organismo internacional que ellos mismos han pisoteado.
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