Aunque no hay novedad en esto, la declaración sí adquiere especial actualidad en la coyuntura electoral que enfrenta el país. Hoy, que campañas y candidatos prometen que enfrentarán con decisión los casos de violaciones a derechos humanos y corrupción que se ha acumulado durante la última década, el fracaso de la FEMOSPP nos recuerda el riesgo de que las medidas de justicia que se impulsen queden condicionadas a los cálculos políticos propios de la conformación de mayorías en las cámaras, riesgo que es aún mayúsculo en un país donde no tenemos una #Fiscaliaquesirva.
Las declaraciones de Carrillo Prieto y la triste memoria de la FEMOSPP nos advierten que, con nuestro fallido sistema de justicia, tan necesario es el rediseño institucional como lo es que el liderazgo político tenga un genuino compromiso con el impulso de investigaciones criminales complejas y con procesos de esclarecimiento histórico. No se trata de instar a que manipulen nuevamente las maltrechas fiscalías para detonar cacerías de brujas por consigna, pero sí de señalar que se deben generar proactivamente las condiciones para que la sanción de los responsables y el esclarecimiento histórico ocurran; para que, como decía Rosario Castellanos en sus versos sobre el 2 de octubre, la justicia “se siente entre nosotros”.
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