Es importante recordar que en 2014 el mismo Senado que hoy busca una designación fast track, estableció un precedente al incorporar un mecanismo de participación ciudadana que permitió identificar a los 25 candidatos más aptos para el cargo, derivado de una evaluación de un grupo de expertos de la academia y la sociedad civil mediante la aplicación de criterios objetivos y públicos.
Es evidente que el contexto actual dista mucho del de 2014, en donde no sólo no nos encontrábamos en periodo electoral, sino que tampoco el Senado había aprendido a dejar instituciones sin cabeza como actualmente se encuentran varias del Sistema Nacional Anticorrupción.
La importancia del INAI ha sido notoria en estos últimos meses, el instituto dejó ver su rol de organismo público autónomo al exhortar al legislativo a regular el tema de publicidad oficial, tal cual lo resolvió la Suprema Corte de Justicia de la Nación; de igual forma, interpuso una acción de inconstitucionalidad contra los artículos de la Ley de Seguridad Interior que violan la garantía del ejercicio del derecho de acceso a la información.
Para continuar con el fortalecimiento de tan importante institución es imprescindible contar con una designación transparente y que incluya la participación ciudadana. Nuestra frágil democracia nos obliga a contar con instituciones fuertes, sobre todo aquellas que regulan el ejercicio del poder y protegen derechos humanos. La mejor forma de que el Senado contribuya a este fortalecimiento es mediante la implementación de un proceso con legitimidad.
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