La transición a la democracia no significó el fin de las violaciones a los derechos humanos. Lo que tenemos son nuevos patrones de violación en el marco de la democracia a la mexicana (clientelismo, negación, simulación, corrupción e impunidad).
Esta es hoy la democracia a la mexicana: la impunidad, la ausencia de controles, y la apropiación del Estado por la clase política para su beneficio son las características inherentes a “nuestra” democracia. Este marco permite entender la relevancia que tuvo la aprobación de la Ley de Seguridad Interior de hace unas semanas. En México hay una disputa por dos proyectos de nación: el de la democracia a la mexicana cuyo siguiente paso es la militarización; y el de colectivos como #SeguridadSinGuerra o #FiscalíaQueSirva, quienes consideran que aún se puede construir algo de república, con un viso mínimo de Estado de derecho. Dejaremos esta disputa (y su posible ganador) para otra charla.