Traducir una ley en las consecuencias que tendrá para nuestra vida cotidiana no es sencillo. Pero es importante comprender que las decisiones de nuestros representantes con la aprobación de la ley de seguridad interior pueden cambiar radicalmente nuestro contexto y perpetuar las condiciones de violencia que nos tienen atrapados en el miedo y la incertidumbre.
No hay una sola evidencia de que la estrategia militarizada de seguridad haya reducido la violencia en estos 11 años de guerra contra el narco. Por el contrario, vivimos el año más violento de la historia.
No se trabajó un proyecto integral que plantee una estrategia con suficiente autocrítica ni que ofrezca un planteamiento responsable de justicia y seguridad en el mediano y largo plazo. En cambio, se otorgaron facultades discrecionales para los militares y marinos, aún por encima del Poder Ejecutivo.
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