Podemos augurar y celebrar el naufragio del dictamen aprobado en la Cámara de Diputados el pasado 30 de noviembre, para expedir la ley de seguridad interior. El dictamen construye un argumento que busca hacer parte a la llamada seguridad interior de la seguridad nacional, a fin de encauzarla en la facultad del Congreso para legislar en ese ámbito, sin lograr perfilar con claridad la distinción con la seguridad pública.
Sustenta su defensa del Ejército y la Marina en una serie de encuestas que los perfilan con mejor aceptación ciudadana respecto a los agentes del Ministerio Público, jueces y policías municipales. Por lo pronto, el PRI y sus aliados en el Senado detuvieron su carrera para aprobar el dictamen sin cambios, ante la sugerencia del Presidente de la República de escuchar los diferentes puntos de vista
; después de que la CNDH y Miguel Álvarez se pronunciaron en el sentido de que no se apruebe el dictamen referido, durante la ceremonia en la que se otorgó a éste el Premio Nacional de Derechos Humanos (8/12/17).
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