El pasado viernes, Miguel Álvarez Gándara recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos 2017 de manos del presidente de la República en Los Pinos. El premiado es un hombre sencillo, austero y de profunda espiritualidad que ha dedicado su vida a la mediación de conflictos y a la lucha por la paz en México y otros países.
En esa ocasión leyó un texto lúcido que, entre otras cosas, propone una estrategia distinta a la que han seguido los dos últimos gobiernos, para enfrentar la violencia. Sostiene que “es imprescindible enfrentarla con otro concepto y estrategia de seguridad que no se basen en la guerra ni en el uso de las Fuerzas Armadas, sino en una visión integral vinculada a la Paz y los Derechos Humanos”.
Añade que “llevamos 10 años de una estrategia de concentración de mandos y fuerzas para confrontar el poder de los criminales más organizados. Se piensa que más fuerza es igual a más seguridad, pero la realidad demuestra lo contrario; más fuerza termina generando más muertes, ciudadanos inhibidos y atemorizados, dispersos y desencantados por la ineficiencia de las autoridades encargadas de protegerlos”.
*Lee el artículo completo en El Economista