La lucha jurídica y organizativa que está dando La Soledad, una comunidad nahua ubicada en el municipio de Tlachichilco, al norte del estado de Veracruz, podría sentar precedentes en la defensa de los territorios de los pueblos originarios que han sido impactados por la reforma energética. Los recursos interpuestos por la comunidad buscan que el Poder Judicial reconozca que la reforma ha afectado derechos de la comunidad desde la elaboración de las leyes, su entrada en vigor y su aplicación. En ese contexto, y de ganar la batalla jurídica, se reconocería que diversos artículos de la Ley de Hidrocarburos –pilar de la reforma- son inconstitucionales y faltan a las obligaciones internacionales del Estado en perjuicio de los pueblos. Además, al resolver este caso las autoridades judiciales podrán considerar la cosmovisión particular de los pueblos originarios, que es el fundamento de su especial protección en el régimen de derechos humanos.
En La Soledad no hay señal telefónica. En 2014, a través de los pocos medios de comunicación que llegan hasta ahí, las y los habitantes supieron de la aprobación de las leyes secundarias a la reforma energética, entre ellas la Ley de Hidrocarburos, con lo que determinadas regiones de México quedaron “apartadas” para su exploración y explotación por particulares y por Petróleos Mexicanos (Pemex). La sorpresa fue que su núcleo agrario quedó comprendido en estas zonas sin que nadie se hubiera acercado a consultarles, a lo que tienen derecho de acuerdo con el artículo 21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, los artículos 6, 7 y 15 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, los artículos 19 y 31 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y los artículos 1 y 2 de la Constitución Política de nuestro país.
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