Uno de los grandes errores de las generaciones del 68 y el 88 fue transferir a los partidos el papel de la vanguardia que encabezaría las grandes transformaciones. La traición de Vicente Fox, del PAN y del PRD llevaron a un desencanto que llevó a una reescritura del guión. El consenso actual es que la sociedad organizada tiene la responsabilidad de encabezar los cambios.
Esta modificación en el relato explica las coaliciones heterogéneas que hubieran sido impensables hace algunos años. Su agenda se centra en frenar la corrupción, combatir las desigualdades y modificar la estrategia bélica. Un logro concreto fue el acuerdo entre diversos para impedir que el presidente Enrique Peña Nieto se regalara un fiscal amigo.
Otra señal es la aparición, el pasado lunes, de #Epicentro, una plataforma cívica que tiene como núcleo central a 30 organizaciones sociales, empresariales y académicas que exigen un manejo pulcro del dinero para la reconstrucción. Es notable la heterogeneidad ideológica y metodológica de Causa en Común, Centro Prodh, Coparmex, Fundar o el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, por mencionar unos cuantos.
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