No se trata de un caso aislado, sino de un sistema. Lo terrible de esta situación es que no estamos frente a un gran acto de corrupción, sino de una metodología integral para robar recursos públicos, a través de mecanismos fraudulentos. Todo esto revelado en un gran trabajo de investigación periodística que genera coraje y frustración en la sociedad.
Pero este problema debería ser también una gran oportunidad para aprender sobre el fenómeno de la corrupción y sus causas.
En consecuencia, la primera gran lección que nos deja esta revelación es que la corrupción tiene como causa principal la debilidad institucional.
La segunda lección es que la prevención es la mejor inversión que el Estado mexicano podría hacer en este momento. Se trata de pensar en un rediseño institucional que identifique eficazmente riesgos de corrupción en estructuras y procesos clave, para poder atajarlos y administrarlos adecuadamente.
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