Las cifras de homicidios, desplazados, secuestros, desapariciones, extorsiones, ataques contra periodistas, feminicidios y otros delitos graves cometidos en los últimos 10 años en México son conocidas. La pobreza, la desigualdad, la corrupción, el lanzamiento de una guerra sin objetivos claros son factores que han contribuido a la crisis.
Retomo aquí dos ideas que han sido reiteradas y parecen claves en la discusión pública sobre la puesta en marcha de la Fiscalía General de la República. La primera es la impunidad generalizada; la segunda es la inobservancia generalizada de las normas y la falta de legitimidad del Estado mexicano.
En el contexto de la puesta en marcha de la Fiscalía General estas dos ideas son claves. Tenemos un sistema de procuración de justicia ineficaz, arbitrario, corrupto y una población que no cree en las instituciones ni cumple con las leyes. La Fiscalía se creó con el propósito de sustituir este sistema con otro que no compartiera los vicios del anterior. Debe haber procesos abiertos, públicos y razonados; comenzando por el nombramiento de su titular.
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