Cuando se habla de lugares inseguros en México, la mayoría pensamos en los municipios en donde se registra la mayor cantidad de homicidios dolosos, como Acapulco, Tijuana, Culiacán, Ciudad Juárez o Chihuahua. Sin embargo, hay municipios de menor tamaño que tienen tasas de homicidios per cápita[1] que superan dos, tres, cuatro o hasta cinco veces las de los cinco municipios ya citados.
Se trata de municipios que no están en el radar de las autoridades, ni de los medios de comunicación, por tanto, sus crisis de seguridad han sido desatendidas. Tampoco suelen recibir apoyos federales a pesar de que sus corporaciones de policía tienen pocos elementos y equipo insuficiente. Por ejemplo, la mayor parte de los mismos no han accedido en los últimos años a recursos[2] de SUBSEMUN[3] o FORTASEG[4], a pesar de que es precisamente en esos municipios donde más se requiere el apoyo.
Un claro ejemplo de esta problemática es el municipio de Guadalupe y Calvo, que se encuentra al sur de Chihuahua, el cual ha tenido 56 homicidios dolosos a lo largo de 2017. Estos podrán no parecer muchos si se les compara con los 303 ocurridos en el mismo periodo en Ciudad Juárez o los 186 de Chihuahua capital. Sin embargo, Guadalupe y Calvo, sólo tiene un poco más de 56 mil habitantes, por lo que cuenta con una tasa de 97.55 homicidios por cada 100 mil habitantes, mientras que Ciudad Juárez apenas tiene 21.18 homicidios por cada 100 mil habitantes y Chihuahua capital 20.29.
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