Desde hace ya varios meses el nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio ha sido blanco de ataques infundados por parte de gobernantes y políticos, quienes lo han utilizado para justificar el alza de la delincuencia y los problemas de inseguridad pública. Más de una vez han dicho que gracias al sistema acusatorio se han liberado a hordas de delincuentes peligrosos; primero dijeron que eran 12 mil y recientemente, disminuyeron el número a 10 mil.
Frente a ello, resulta urgente aclarar que dicha afirmación es engañosa, pues se manipulan los datos reportados por la Subsecretaría del Sistema Penitenciario, que se refieren a la disminución de población carcelaria, no a una liberación. La razón de este fenómeno responde a que ahora son menos personas enfrentan su proceso en la cárcel.
La prisión preventiva, además de ser muy costosa, no sirve para el esclarecimiento de los hechos, tampoco para evitar la impunidad y mucho menos para reparar el daño a las víctimas. Al contrario, incentiva las investigaciones mal hechas, los fiscales mal preparados y las argucias para incriminar sin motivo a un imputado, además de ser contraria a la presunción de inocencia En estos momentos de coyuntura política y electoral, aderezada de enojo ciudadano consecuencia de la inseguridad, debemos apostar por la consolidación del nuevo sistema de justicia penal y exigir a nuestros gobernantes hacerse responsables de sus acciones.
*Lea el artículo completo en El Universal