El 13 de agosto de 2012 Jessica Cerón Salinas, una joven de 28 años de edad que tenía 39 semanas de embarazo, desapareció en Morelos tras reunirse con el papá de su hijo. Tras casi cinco años de búsqueda incansable Celia Salinas, su madre, dice al borde del llanto que no quiere morirse sin saber qué le pasó a su hija y a su nieto, a quien ya le llamaban Max.
“Si realmente las autoridades o los ministerios públicos estuvieran comprometidos a hacer su trabajo como debe ser, es que son tan importante las primeras horas para localizar a los desaparecidos, pero por desgracia ellos siempre dicen hay que esperar porque a lo mejor han de estar con sus amigos y no le ponen el interés que debe de ser (…) mientras no estén comprometidos con las víctimas, que somos muchísimas, no va a haber ningún avance» explicó.
Doña Celia es una de las madres de familia que ha permanecido atenta a los trabajos de exhumación de cuerpos, primero en Tetelcingo, en Cuautla, y ahora en Jojutla, donde han sido extraídos de una fosa los restos de al menos 85 personas, la mayoría de ellas inhumadas de forma ilegal sin cumplimiento de protocolos forenses de identificación humana. Aunque preferiría encontrarla viva junto con su nieto, Doña Celia sabe que los cuerpos de Jessica y de Max podrían estar aquí, en el panteón municipal de Jojutla.