Contra todo pronóstico, Margarita Ávalos Salas decidió instalar un colectivo en la frontera entre México y Estados Unidos a para defender y enseñar a defender los derechos laborales. El Colectivo Ollin Calli surgió hace ocho años (en 2009) en la ciudad de Tijuana, la más poblada del estado fronterizo de Baja California y donde proliferan las plantas maquiladoras, una industria caracterizada por solicitar mano de obra de baja calificación, ofrecer bajos salarios y emplear a migrantes, muchas veces indígenas, que quedan varados en la frontera.
Margarita Ávalos Salas ha estudiado las leyes laborales, la teoría de los Derechos Humanos, se ha parado en las oficinas de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, ha sostenido las banderas roji-negras en las huelgas, pero sobre todo lo comprende porque fue trabajadora de la maquila, jornalera, campesina y empleada del hogar.
“Para los medios, la solidaridad internacional, los abogados, las organizaciones, era como muy interesante verme como activista porque decían: es que representas muchas cosas; a la clase trabajadora, a los migrantes, a los indígenas, a las mujeres” declara.